Una vez más, nuestra escuela volvió a brillar como ese espacio donde todo puede suceder: donde se encuentran los saberes con las emociones, la curiosidad con la alegría, y el aprendizaje con el orgullo de ser quienes somos. En esta muestra tan especial, cada grado desplegó su imaginación, su esfuerzo y su voz para compartir con toda la comunidad los proyectos trabajados a lo largo del tiempo y su profundo amor por nuestra tierra.
Con estaciones interactivas, juegos, comidas típicas, relatos, arte y una entrega conmovedora por parte de estudiantes y docentes, vivimos una jornada que nos recordó por qué la escuela es mucho más que un lugar de estudio: es un hogar donde se cultiva la identidad, se celebra la diversidad y se construye comunidad. El compromiso de las familias, la creatividad de los chicos y chicas, y la dedicación de cada educador hicieron de esta muestra una verdadera fiesta del aprendizaje.
Gracias a todos los que formaron parte por regalarnos una jornada tan significativa. Porque cuando aprendemos desde el corazón, todo florece.